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domingo, 4 de septiembre de 2011

Thanks.

Debo dar las gracias a http://unaaficionadaavertesonreir.blogspot.com/ y a http://scusamatiamo.blogspot.com Por los premios concedidos, sin ninguna duda debéis pasaros por sus respectivos blogs, son impresionantes. Estos premios son una gran alegría para mi y hacen que me sienta mas animado a seguir escribiendo como lo he hecho hasta ahora, y que en un futuro, mi libro (el cual estoy empezando) descanse sobre alguna de vuestras estanterías de casa. También quiero informaros que hay nuevos proyectos a la vista. Algún concurso del que os iré informando y muchas, muchas ideas nuevas.




REGLAS:

-Anunciar el premio en una entrada junto con la foto.
-Otorgar el premio.
-Poner en la entrada los blogs premiados y los enlaces a estos.

http://llueveenmi.blogspot.com/
http://duulcedeleche.blogspot.com/
http://thesongofthesilence.blogspot.com/
http://diariodeverano11.blogspot.com/
http://semplicementte.blogspot.com/

-Avisar a los premiados.
-Respuesta a la pregunta: ¿Sacrificarías el Cielo por una importante para ti?
Siempre que yo lo fuese para ella.

viernes, 2 de septiembre de 2011

Path.

Caminaba entre las sombras; sola, pausada, taciturna. Sin rumbo fijo, esperando que ocurriera algo que me salvara de aquella debacle. Ante mis ojos se alzaba un templo, en ruinas tras la desaparición de Zimmo. Dónde estará... Dónde habrá posado sus alas... Dónde entonará su canción. Quién me ayudará a restaurar el jardín de las palabras, donde florecen los sueños, y donde la flor del amor se había marchitado, haciendo que la amistad, la felicidad y el afecto se borraran de la faz de la tierra. Las últimas palabras que pronunció rezaban: << Debo buscar el camino>>, y de la misma forma que vino, se fue. Ahora era yo la que buscaba el camino, un camino que me llevase hasta aquel diminuto ser, de ojos color berenjena y alas color caramelo; Mientras, mi procesión me llevaba hasta lugares inhóspitos. Un motel de carretera apareció ante mi vista. La palabra "Club", se dibujaba entre las telarañas de un sórdido cartel luminoso, pero eso no fue lo que mas me llamó la atención. Un murciélago, dormitaba encima de la rama de un árbol cercano al indecente motel. Su gesto era tranquilo pero se me heló la sangre al comprobar que dormía cabeza arriba.Aquello no tenía sentido, los murciélagos dormía cabeza abajo...Súbitamente el murciélago abrió sus ojos y en su cara se dibujó una sonrisa malévola que me paró el corazón. Me desvanecí, esto no podía estar pasando. Mi cuerpo caía, era una caída que no tenía final, mi declive había llegado, y con él, el del jardín de las palabras. Hierba, calor, brisa... Había recuperado la consciencia, no me atreví a abrir los ojos, hasta que una voz conocida me susurró al oído: << Lo he encontrado>>. Desperté de mi letargo, busqué con la mirada a Zimmo, que acababa de hablarme, no lo encontré. Levanté la vista instintivamente. Me quedé asombrada ante aquella escena. Arriba, en el oscuro cielo de la noche estaba teniendo lugar un festival de luz y color. El cielo estaba limpio de nubes, para que yo, en aquel momento presenciara el alineamiento del sol y la luna, un eclipse. Pero no era un eclipse cualquiera, dos lunas coronaban el cielo, antagónicas, opuestas, pero perfectamente coordinadas. Dorada y plateada, las lunas parecían bailar un tango, apasionado y sensual, preparándose para el eclipse total. Un cálido aura, muy familiar, hizo que apartara la vista de aquella mágica sinfonía. A lo lejos apareció Zimmo, portando algo que relucía en sus pequeñas patitas. No me dejó articular palabra, me dijo que toda mi familia había estado ligada a su existencia, y que cuando las dos lunas llegaran a su cenit aparecería un camino el cual debería seguir hasta completarlo. Tras decirme estas palabras se desvaneció dejando tras de sí unas sandalias. El momento había llegado, el apogeo de las dos lunas acababa de empezar. Busqué el camino pero no encontré nada fuera de lo común, pero en ese momento caí en la cuenta de las sandalias. Me las puse y repentinamente la tierra que tenía ante mis ojos se convirtió en una vorágine de luz y calor, cuando cesó, vi como me hallaba en el borde de un precipicio, quise gritar pero no me salían las palabras. Debía caminar, aquel debía de ser el camino... Di un paso, otro, otro, otro y otro. Me sentía libre, estaba caminando por encima de las nubes, corrí, salté pero nada podía detenerme. Bajo mis pies, como si de una ventana se tratase, veía pasar edificios tan altos como montañas, ballenas aladas surcando las nubes, océanos inmensos en los que crecían plantas de colores que ni en mis sueños podría haber imaginado. Llegué al final, una enorme pantalla de televisión se alzaba ante mi, suspendida, colgando de la nada. La miré, de repente comenzaron a aparecer imágenes familiares para mí. De pequeña jugando a beber té con mi abuela, saliendo a pasear un tormentoso día de verano agarrado de la mano de mi segunda madre que tanto había querido, todos aquellos recuerdos evocaban en mi una pena inmensa, mi abuela falleció hacía ya cinco años, cuando en el jardín de las palabras la flor del amor se marchitó. A raíz de ese acontecimiento Zimmo me había estado ayudando a encontrar la semilla corazón, aquella que hacía florecer la flor del amor. Me derrumbé en el suelo de rodillas y comencé a llorar, un cúmulo de sentimientos se adueñó de mi persona mientras en la inmensa pantalla las imágenes se sucedían. Una lágrima resbaló por mi mejilla y cayó al suelo, de repente todo paró, ya no se sucedían las imágenes, se habían quedado fijas en una, un primer plano de mi abuela y mío. Sentí que algo me rozaba la pierna, levanté la vista y ví a Zimmo, me hizo un gesto con la cabeza para que mirara hacia abajo, en medio de la humedad que había creado mi lágrima al chocar contra el inexistente suelo, se encontraba una semilla, con forma de corazón, no me lo podía creer, al fin la habíamos encontrado. Miré a Zimmo con una sonrisa de oreja a oreja y aquel diminuto ser me sonrió. Y en ese momento un Flash atravesó mi mente, aquella sonrisa... no podía ser, la había tenido delante de mis narices tanto tiempo. Una fina neblina comenzó a rodear a Zimmo. Yo lloraba y Zimmo sonreía, la neblina se fue haciendo mas densa al tiempo que mis sollozos se convertían en desesperación. <<Cuida del jardín de las palabras, como un día hice yo. Te quiero, Camino>> ; Esas habían sido las últimas palabras que había pronunciado Zimmo antes de desaparecer completamente. Hacía tanto que no me llamaban por mi verdadero nombre... Aquel que me había puesto mi abuela, después de quedarme huérfana de padres nada mas nacer. Aquel que protegía con toda mi alma y que solo ella sabía. Nuestra familia desde el principio de los tiempos se había encargado del cuidado del jardín de las palabras. La última cuidadora había sido mi abuela, antes que ella todas mis antepasados habían pasado por allí, sabía que mi legado, como cuidadora del jardín era mantener todas las flores, y cada año hacerlas florecer.  Al final mi abuela me había ayudado a hacer florecer de nuevo el jardín de las palabras, siempre había estado ahí, a mi lado, aunque la viera con otros ojos, y sabía que siempre iba a estarlo. Al final encontré el verdadero camino, o... ¿Podría decirse que el camino me encontró a mi?