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viernes, 25 de marzo de 2011

Underwear.

Hoy me levanté, me miré en el espejo y busqué en el una sonrisa dibujada en mi cara, sentí que hoy iba a ser un día de esos en los que el rojo y el rosa combinan y que peinarte es la última de tus preocupaciones. Me acerqué hasta la cocina para cocinar todos aquellos recuerdos que guardo en la nevera. Rompí uno de las ideas que estaban sobre la encimera y me pregunté por que te había seguido hasta el metro el otro día, cuando me plantaste un beso en medio de ningún sitio, sin duda fue el mejor día de mi vida, pero hoy no sé olvidarme de ti, porque ayer te recordé. Solo me queda ver tu ropa esparcida por toda la habitación con un orden que solo tu podrías imprimirle, aquel suavizante que huele a ti. Prefiero tirarme desde la torre de babel  escuchando como mil lenguas pronuncian las palabras "Te amo" de 623 formas diferentes a ver como despega el último avión con destino a tu barra de labios. Aún recuerdo la cara de Palmiro cuando nos echaron de la universidad, como olvidar que había sido por fumar y hacer el amor en los baños. Cuando hube terminado de tomar mis tostadas con mermelada de fresa me levanté y llevé a cabo mi tradición. Abrí el cajón de los gallumbos, el cual contenía el aroma de tus besos y me dispuse a coger uno de ellos, exactamente el del 5 de octubre de 2009, piensa que ocurrió ese día. Solo sé que fue algo extraordinariamente monótono, ese beso corriente y superficial,Aquel que nos dimos cuando paseábamos al perro o ese que nos dimos mientras rezaba para que tu aliento no es esfumara entre las manos de ese médico. Que saliera en las pantallas mas selectas y que se escuchara en las cajas negras de todos los aviones. Algo que fuera etéreo y eterno a la vez.

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