Seguidores

sábado, 28 de mayo de 2011

King bed

-Estaba solo, completamente solo con una sola pista ,y sin ella. Algo había separado lo inseparable. EL amor había perdido-

Desde que había llegado a Londres lo único que había hecho había sido visitar el cementerio de Londres, dónde está enterrado su pensador favorito, Karl Marx, e ir pidiendo cigarros a cualquier Roquero que pasaba. Si, Leo tenía una obsesión con los roqueros. Desde ese verano que los 3 de siempre decidieron ir hasta Cannes en una Wolkswagen California de los años 80, que Saleta había heredado de sus abuelos. El pesado de Arnau no paraba de cantar "Paradise city", mientras Saleta no dejaba de repetir que como no se callara se bajaría de allí de una patada. El pobre Arnau creía que íbamos a un lugar donde la hierba es verde y las chicas son guapas, pero allí nos encontramos otras cosas. Creo que el viaje lo podemos resumir como "Sex, drugs and Rock & Roll"

Dejé por un momento que mis pensamientos flotaran por toda la habitación 269. Estaba allí, apartado de todo lo que conocía, rompiendo todas las relaciones personales que tanto me había costado hacer debido a mi carácter huraño, y todo eso... ¿Por que?

Allí, sobre la cama estaba aquella misteriosa carta, hecha con letras de periódico recortadas, entre cientos de lágrimas rotas y entre los recuerdos de todas las parejas que habían hecho el amor entre esas sábanas. En ella se podía leer algo así como "My california king". Así era como le llamaba ella, aquella con la que tantas veces había soñado, a la que tanto había amado y aquella que se había volatilizado como por arte de magia. Un día después de darse el si quiero, después de la noche de bodas ella se había esfumado. Nadie sabía como ni por que, lo único que sabía Leo era que 23 días despues de lo ocurrido le llegaba esa carta, era como un mapa del tesoro. Su intuición le había llevado hasta el carísimo hotle California, en el centro de Londres, ese era el sitio donde ella le decía: -·"Mira cariño, este es el hotel de mis desvelos, el hotel California, Donde tú eres el rey."

Leo lloraba, no podía hacer otra cosa, llevaba 5 días esperando una señal. Solo necesitaba volver a escuchar su voz, sentir sus lábios, tocar su piel... En ese momento ocurrió algo que desconcertó a Leo. Su llanto se había fundido con otro, otro llanto que provenía de la entrada, tras la puerta que daba al pasillo. Ya no lloraba solo, si no que alguien le acompaña en su réquiem particular. Se levantó de la cama, con aquel corazón de gomaespuma que ella le había regalado y se acercó a la puerta. Apoyó su oreja y de repente escuchó como alguien sollozaba desconsoladamente tras la puerta. Apoyó su mano en la manilla de la puerta y lentamente la giró y asomó su cabeza. Lo que vió lo dejó extasiado. Allí estaba ella, sentada con las piernas hacia los lados y sollozando de una manera inhumana. Leo no podía articular palabra, simplemente abrió la puerta y se derrumbó llorando ante sus pies. Después de una rato sin poderse mover, lo único que hizo fue levantar la vista hacia ella, que hizo lo mismo y sin articular palabra se besaron delante de la habitación 269, un día 1 de mayo a las tantas de la mañana.

- Estaba con ella, estaba abrazado a ella, ya no necesitaba nada, solo rozarse contra su piel. Algo había juntado los pedazos de ese corazón roto. El amor había ganado-

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Notas musicales